Edición 11, julio-diciembre 2024
LA INTELIGENCIA
ARTIFICIAL Y EL LIDERAZGO: DECISIONES HUMANAS EN UN MUNDO AUTOMATIZADO
César Gerardo Arroyo Matarrita
Licenciado en Administración de empresas
ORCID: https://orcid.org/0009-0006-5681-2683
Universidad San Marcos, San José, Costa Rica
DOI: https://doi.org/10.64183/tca0t410
INTRODUCCIÓN
La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser
una simple promesa tecnológica para convertirse en una realidad transformadora
en múltiples áreas, incluida la gestión organizacional. En el liderazgo, la IA
no solo influye en la forma de tomar decisiones, sino que también redefine las
habilidades y competencias requeridas para dirigir equipos de trabajo. Sin
embargo, el avance acelerado de esta tecnología plantea retos éticos, sociales
y culturales que exigen un análisis profundo.
Este ensayo explora cómo la IA está impactando
el liderazgo, no desde la perspectiva de la sustitución, sino como un
complemento que, bien empleado, potencia las capacidades humanas. Asimismo, se
reflexiona sobre las habilidades humanas que son insustituibles y los riesgos
éticos asociados al uso de esta tecnología. Finalmente, se ofrece una visión
sobre el futuro del liderazgo en un contexto automatizado, destacando la
necesidad de un equilibrio entre innovación y humanidad.
TESIS
La adopción efectiva de la inteligencia
artificial (IA) en el liderazgo organizacional requiere que los líderes posean
un conjunto equilibrado de habilidades blandas, operativas, técnicas y
gerenciales.
Recibido: Abril, 2024.
Aceptado: Mayo, 2024
Received:
April, 2024. Accepted: May, 2024
Las habilidades blandas, como la empatía, la
comunicación y la inteligencia emocional, son fundamentales para mantener la
cohesión y la confianza en los equipos, aspectos críticos en un entorno de
trabajo automatizado. (Goleman, 2020).
Paralelamente, las habilidades operativas y
técnicas capacitan a los líderes para comprender y emplear herramientas de IA,
asegurando su implementación efectiva en los procesos organizacionales
Davenport & Ronanki, (2018). Por último, las
habilidades gerenciales, como la planificación estratégica y la toma de
decisiones éticas, son esenciales para alinear la integración tecnológica con
los objetivos organizacionales y los valores éticos, evitando así riesgos como
la inequidad o la pérdida de confianza Brynjolfsson
(2021); Liao, (2020). Este equilibrio de competencias
no solo facilita la adopción responsable de la IA, sino que también la
convierte en una herramienta que potencia, en lugar de reemplazar, el liderazgo
humano.
El impacto de la IA en la toma de decisiones
La inteligencia artificial ha revolucionado la
toma de decisiones en el liderazgo organizacional, permitiendo a los líderes
acceder y analizar grandes volúmenes de datos con una rapidez y precisión nunca
vistas. Herramientas como el aprendizaje automático, el análisis predictivo y
el procesamiento del lenguaje natural están transformando áreas clave como la
gestión del talento, la predicción de mercados y la optimización de procesos
logísticos (Davenport & Ronanki, 2018). Por
ejemplo, empresas como Netflix emplean algoritmos de recomendación para
predecir las preferencias de sus usuarios, logrando personalizar sus servicios
y maximizar la eficiencia operativa.
Sin embargo, estos avances tecnológicos no están
exentos de riesgos. La dependencia excesiva de la IA en la toma de decisiones
puede tener consecuencias no deseadas, en gran parte debido a las limitaciones
inherentes de los sistemas algorítmicos. Como señala O'Neil
(2017), los algoritmos están condicionados por los datos con los que son
entrenados y, si estos contienen sesgos, los resultados también los reflejarán.
Un caso emblemático es el sistema de contratación automatizado de Amazon, que
fue eliminado tras descubrirse que discriminaba sistemáticamente a las mujeres
debido a un sesgo en los datos históricos utilizados para entrenarlo.
Además, la implementación de IA en la toma de
decisiones requiere habilidades específicas por parte de los líderes. Desde un
punto de vista operativo, los líderes deben comprender cómo funcionan estas
herramientas y cómo integrarlas eficazmente en los procesos organizacionales.
Técnicamente, es crucial que sean capaces de evaluar la calidad y relevancia de
los datos utilizados por los sistemas de IA, así como identificar posibles
sesgos o errores. Gerencialmente, los líderes necesitan diseñar estrategias que
alineen las recomendaciones de la IA con los objetivos organizacionales,
asegurando que las decisiones automatizadas estén respaldadas por principios
éticos y valores corporativos (Brynjolfsson, 2021).
Por otro lado, las habilidades blandas son
esenciales para mitigar los efectos deshumanizadores que a veces acompañan a
las decisiones automatizadas. Por ejemplo, cuando un sistema de IA identifica
que un empleado tiene un rendimiento inferior, un líder con empatía y
habilidades comunicativas puede interpretar este dato en su contexto humano y
considerar factores externos, como problemas personales o una carga laboral
excesiva. Esto no solo mejora la percepción de justicia dentro de la
organización, sino que también refuerza la moral y la confianza de los
empleados.
Para finalizar este apartado se puede decir que
la IA puede mejorar significativamente la capacidad de los líderes para tomar
decisiones basadas en datos, pero su implementación debe ser equilibrada y
complementada con habilidades humanas esenciales. Este equilibrio asegura que
las decisiones organizacionales no solo sean eficientes, sino también éticas y
humanizadas.
Habilidades humanas frente a la IA
En un entorno laboral donde la inteligencia
artificial está redefiniendo la dinámica organizacional, las habilidades
humanas no solo permanecen relevantes, sino que se han convertido en el pilar
fundamental del liderazgo efectivo. Si bien la IA puede automatizar tareas y
procesar datos con rapidez, carece de capacidades intrínsecamente humanas como
la empatía, el juicio crítico y la capacidad de tomar decisiones basadas en
valores éticos. Como señala Goleman (2020), la inteligencia emocional que
abarca la empatía, la comunicación efectiva y la gestión de conflictos es
esencial para mantener la motivación y el compromiso de los equipos,
especialmente en un mundo donde las interacciones humanas pueden diluirse
debido a la automatización.
Un líder que utiliza IA debe ser capaz de
interpretar los resultados generados desde una perspectiva humana. Por ejemplo,
un sistema de IA puede indicar que un empleado tiene un desempeño inferior en
comparación con sus compañeros. Sin embargo, únicamente un líder con
habilidades blandas, como la empatía y la escucha activa, puede investigar las
causas subyacentes, como problemas personales o cargas de trabajo excesivas, y
adoptar medidas correctivas que no solo mejoren el desempeño del empleado, sino
que también refuercen la confianza y la moral del equipo. Este enfoque
humanizado es crucial para evitar que las decisiones basadas en IA sean
percibidas como frías o deshumanizadoras.
Por otro lado, la capacidad de juicio crítico es
indispensable en la relación entre líderes y tecnología. Los líderes no deben
aceptar ciegamente las recomendaciones de la IA; en cambio, deben analizarlas y
cuestionarlas en el contexto de los objetivos estratégicos y los valores éticos
de la organización. Harari (2019) advierte que, si bien la IA puede
proporcionar datos precisos, la interpretación y el uso de estos siempre
estarán condicionados por los valores y prioridades humanas. Por ejemplo, en el
caso de decisiones relacionadas con la reestructuración organizacional, un
líder debe considerar no solo la eficiencia sugerida por la IA, sino también el
impacto en los empleados y la cultura organizacional.
Además de las habilidades blandas y el juicio
crítico, los líderes necesitan habilidades operativas y técnicas para maximizar
los beneficios de la IA. Esto incluye la capacidad de comprender cómo funcionan
las herramientas basadas en IA, interpretar los resultados que generan y
detectar posibles sesgos en los datos. Según Davenport y Ronanki
(2018), un líder con habilidades técnicas adecuadas puede supervisar el diseño
e implementación de sistemas de IA para asegurarse de que estos reflejen las
prioridades estratégicas y operen de manera ética y transparente.
Por otro lado, las habilidades gerenciales son
esenciales para integrar la IA de manera efectiva en los procesos
organizacionales. Esto incluye la planificación estratégica para identificar
las áreas donde la IA puede aportar mayor valor, así como la capacidad de
liderar equipos en la transición hacia modelos de trabajo híbridos que combinen
tecnología y talento humano. Como argumentan Brynjolfsson.
E (2021), el verdadero potencial de la IA se desbloquea cuando los líderes son
capaces de combinar su conocimiento técnico y operativo con una visión
estratégica y un enfoque centrado en las personas.
Para los lectores de este documento podemos
concluir que la IA no sustituye las habilidades humanas en el liderazgo, sino
que las complementa y las potencia. Los líderes efectivos en la era de la
automatización son aquellos que pueden equilibrar las capacidades técnicas y
analíticas de la IA con habilidades humanas esenciales, logrando decisiones que
no solo sean eficientes, sino también éticas y humanas.
Crítica a los riesgos éticos y sociales
La implementación de la inteligencia artificial
(IA) en el liderazgo organizacional plantea una serie de desafíos éticos y
sociales que no pueden ser ignorados. La equidad, la privacidad y la
transparencia son principios fundamentales que pueden verse comprometidos si
los líderes no abordan estos riesgos de manera proactiva. Como señala Liao, S (2020), la ética no debe considerarse un accesorio
en la adopción de la IA, sino un eje central en su diseño, implementación y
supervisión.
Uno de los riesgos más evidentes de la IA es su
potencial para perpetuar sesgos. Los algoritmos de IA se entrenan con datos
históricos, y si estos contienen prejuicios de género, raza u otros factores,
el sistema puede replicarlos y amplificarlos en las decisiones automatizadas (O'Neil, 2017). Un ejemplo claro de este problema se observa
en los sistemas de selección de personal automatizados, que en algunos casos
han priorizado candidatos masculinos debido a sesgos históricos en los datos de
contratación. Esta situación no solo es injusta, sino que también socava la
confianza en las herramientas tecnológicas y en los líderes que las
implementan.
Otro aspecto crítico es la privacidad de los
empleados. Las tecnologías de vigilancia basadas en IA, como el monitoreo de
productividad en tiempo real, pueden generar ganancias en eficiencia, pero a
menudo a costa de la dignidad y el bienestar emocional de los trabajadores
Stone (2022). Estas prácticas, si no se gestionan adecuadamente, pueden llevar
a una erosión de la confianza entre los empleados y la organización, afectando
la moral y la cohesión del equipo. Por ello, es imperativo que los líderes establezcan
límites claros sobre el uso de la IA en el lugar de trabajo, asegurándose de
que las herramientas tecnológicas respeten los derechos fundamentales de los
trabajadores.
Desde una perspectiva gerencial, los líderes
deben priorizar la transparencia en el uso de la IA. Esto incluye informar a
los empleados sobre cómo se recopilan y utilizan sus datos, así como
proporcionar mecanismos para cuestionar o apelar decisiones automatizadas que
puedan considerarse injustas. Además, las habilidades gerenciales deben
enfocarse en diseñar políticas que no solo cumplan con los estándares legales,
sino que también refuercen los valores éticos de la organización. Según Brynjolfsson (2021), la confianza en los sistemas de IA
depende en gran medida de la percepción de equidad y transparencia en su
implementación.
Los dilemas éticos asociados con la IA no pueden
ser resueltos únicamente con habilidades técnicas. Los líderes deben
desarrollar habilidades blandas como la empatía y la comunicación efectiva para
abordar las preocupaciones de los empleados y garantizar que las decisiones
organizacionales, incluso aquellas respaldadas por IA, sean percibidas como
justas y humanas. Por ejemplo, cuando una decisión automatizada afecta
negativamente a un empleado, un líder empático puede intervenir para
contextualizar el impacto de la decisión y explorar alternativas que consideren
tanto los datos como las circunstancias personales.
Aunque la IA ofrece enormes beneficios para el
liderazgo organizacional, su implementación plantea riesgos éticos y sociales
significativos. Los líderes deben adoptar un enfoque integral que combine
habilidades operativas, técnicas, gerenciales y blandas para garantizar que la
IA no solo mejore la eficiencia, sino que también refuerce los valores éticos y
sociales de la organización.
El futuro del liderazgo
La evolución de la inteligencia artificial (IA)
está transformando el concepto de liderazgo, redefiniendo las competencias
necesarias para dirigir en un entorno cada vez más automatizado y dinámico. El
liderazgo del futuro no solo se basará en habilidades humanas fundamentales,
como la empatía y el juicio crítico, sino también en la capacidad de los
líderes para comprender y colaborar con sistemas de IA avanzados. Este nuevo
paradigma exige una integración efectiva de habilidades blandas, técnicas, operativas
y gerenciales, enmarcada en un enfoque ético y estratégico.
Una tendencia destacada es el surgimiento del
liderazgo algorítmico, un modelo donde las decisiones se toman en colaboración
entre líderes humanos y sistemas de IA. Muñoz. E (2024) señala que este enfoque
tiene el potencial de aumentar significativamente la eficiencia organizacional,
al permitir a los líderes tomar decisiones basadas en datos en tiempo real. Sin
embargo, advierte que el éxito de este modelo depende de que los líderes
desarrollen competencias tecnológicas avanzadas, incluyendo la capacidad de
interpretar datos y abordar los desafíos éticos que puedan surgir.
Otra tendencia clave es el enfoque híbrido en el
liderazgo, que combina las capacidades analíticas de la IA con habilidades
humanas esenciales. Según Brynjolfsson (2021), el
verdadero valor de la IA radica en su capacidad para amplificar las
competencias humanas, en lugar de reemplazarlas. Por ejemplo, un líder puede
utilizar IA para identificar tendencias de mercado globales, pero necesitará su
experiencia, conocimiento del contexto cultural y comprensión de las dinámicas
del equipo para diseñar estrategias efectivas y alineadas con los valores
organizacionales. Este enfoque híbrido no solo aumenta la eficiencia, sino que
también fomenta la cohesión y la confianza en los equipos.
En términos de habilidades específicas, expertos
como Harari (2019) y Goleman (2020) coinciden en que el liderazgo del futuro
dependerá de la capacidad de los líderes para adaptarse a entornos tecnológicos
en constante cambio. Harari argumenta que los líderes deberán cultivar una
mentalidad de aprendizaje continuo, adaptándose a nuevas herramientas y
tendencias tecnológicas. Goleman, por su parte, enfatiza la importancia de la
inteligencia emocional como una competencia central para mantener la motivación
y el compromiso de los equipos, especialmente en un contexto donde las
interacciones humanas pueden ser reemplazadas en parte por la automatización.
Desde mi perspectiva como autor, considero que
el liderazgo en la era de la IA debe centrarse en tres pilares fundamentales:
1.
Primero la humanización de la tecnología. Los líderes deben
asegurarse de que la implementación de la IA refuerce, en lugar de debilitar,
la experiencia humana en las organizaciones. Esto incluye un enfoque ético en
la toma de decisiones y la transparencia en el uso de datos.
2.
Segundo el desarrollo de competencias híbridas. Es esencial que los
líderes combinen habilidades técnicas con competencias blandas, creando un
equilibrio que potencie tanto la eficiencia como el bienestar organizacional.
3.
Tercero se debe de dar un enfoque en la
sostenibilidad. El liderazgo del futuro debe ir más allá de la
productividad y centrarse en crear organizaciones resilientes, inclusivas y
sostenibles, que utilicen la IA como un medio para contribuir al bienestar
social y ambiental.
Para cerrar este apartado señalo que el futuro
del liderazgo en la era de la IA está marcado por un cambio paradigmático hacia
un modelo más colaborativo y ético. La capacidad de los líderes para integrar
la tecnología de manera estratégica y responsable será clave para garantizar
que la IA potencie, en lugar de deshumanizar, las organizaciones. Como lo
señalan múltiples expertos, el liderazgo efectivo en este nuevo contexto no
solo requiere adaptarse a las tendencias tecnológicas, sino también mantener un
enfoque centrado en las personas y los valores.
CONCLUSIONES
Resolución de la tesis:
La inteligencia artificial, cuando se integra de
manera estratégica y ética, tiene el potencial de transformar profundamente el
liderazgo organizacional. Sin embargo, esta transformación no es automática.
Los líderes deben equilibrar las competencias técnicas y operativas necesarias
para implementar la IA con habilidades humanas esenciales como la empatía, la
ética y el juicio crítico. Solo de esta manera la IA se convertirá en una
herramienta que potencie, en lugar de reemplazar, el liderazgo humano.
Síntesis de los puntos clave:
RECOMENDACIONES
Para los líderes actuales y futuros:
1.
Capacitación continua: Invertir en el desarrollo
de competencias técnicas y blandas que permitan liderar en un entorno
automatizado.
2.
Ética y responsabilidad: Adoptar políticas
claras que regulen el uso de la IA, fomentando la transparencia y el respeto
por los derechos humanos.
3.
Enfoque estratégico: Diseñar planes de acción
que combinen el análisis basado en datos con una comprensión profunda de los
valores y la cultura organizacional.
“En un mundo donde la tecnología avanza a un
ritmo sin precedentes, el liderazgo ético y humanizado se convierte en una
necesidad imperante. Invito a los líderes a adoptar la inteligencia artificial
como una aliada estratégica, pero siempre manteniendo a las personas, la ética
y sus valores en el centro de las decisiones. Este equilibrio no solo
garantizará la sostenibilidad organizacional, sino que también contribuirá a la
construcción de un futuro más inclusivo, transparente y humano”
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