Edición
13, julio-diciembre 2025
EL FUTURO DEL PROFESIONAL
CONTABLE: ¿CÓMO PREPARARSE
PARA CONVIVIR CON LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL?
1
Carolina Soto Herrera, [email protected]
Licenciada en Contaduría Pública, Docente universitaria Universidad San Marcos
Código ORCID:
https://orcid.org/0009-0005-0697-0854
DOI: https://doi.org/10.64183/96hfkg55
Recibido: Abril
2025
Aceptado: Junio
2025
Resumen. La inteligencia artificial (IA) está cambiando la forma en que se trabaja en contabilidad. Ahora es posible automatizar procesos, ahorrar tiempo y mejorar la calidad de la información financiera. Pero este avance también trae nuevos retos: el contador debe adaptarse a un mundo cada vez más digital, sin perder su ética, criterio y compromiso social. Este artículo analiza cómo la IA está transformando la profesión y qué habilidades nuevas necesita el contador hoy: desde lo técnico hasta lo humano. Además, se plantean reflexiones éticas y recomendaciones para la formación profesional en Costa Rica y Latinoamérica. Se concluye que la IA no reemplaza al contador, sino que le da la oportunidad de crecer y aportar aún más valor.
Palabras clave: Inteligencia Artificial en Contabilidad, Contabilidad Digital, Competencias Profesionales en la Era Digital, Ética y Automatización en la Contabilidad.
THE FUTURE OF
THE ACCOUNTING PROFESSIONAL: HOW TO
PREPARE TO COEXIST WITH ARTIFICIAL INTELLIGENCE?
1
Carolina Soto Herrera, [email protected]
Received: April 2025
Accepted: June 2025
Abstract. Today, it is possible to automate
processes, save time, and improve the quality of financial information. However, this progress
also brings new challenges: accountants must adapt to an
increasingly digital world without losing their ethics, judgment, and social
responsibility. This article explores
how AI is transforming the profession and what new skills accountants need today—from technical to human. It also includes ethical
reflections and recommendations for professional training in Costa
Rica and Latin America. The conclusion is that AI does not replace
accountants; instead, it gives them the opportunity to grow and add even more
value.
Keywords. Artificial Intelligence in Accounting, Digital Accounting, Professional Competencies in
the Digital Age, Ethics and Automation in Accounting.
La inteligencia artificial está transformando el ejercicio contable al reconfigurar el perfil del profesional, exigiendo nuevas competencias técnicas, éticas y humanas. Este artículo analiza cómo la automatización y el uso de datos inteligentes desafían la labor tradicional del contador y plantea acciones formativas concretas para fortalecer su rol estratégico. Se promueve así una contabilidad más adaptada al entorno digital, sin perder el juicio ético ni el compromiso social, clave para un desarrollo profesional sostenible en Costa Rica y Latinoamérica.
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa futura para convertirse en una realidad tangible en múltiples áreas, incluida la contabilidad. Hoy, herramientas inteligentes automatizan tareas rutinarias como la clasificación de transacciones, conciliaciones bancarias o la generación de informes financieros. Sin embargo, este avance tecnológico no pretende reemplazar al contador, sino redefinir su rol.
Frente a este nuevo escenario, surge una pregunta clave: ¿cómo debe prepararse el profesional contable para convivir con la IA? Este artículo pretende responder esta interrogante, reflexionando sobre los cambios en las competencias necesarias, las oportunidades de crecimiento profesional y los retos éticos y humanos que acompañan este proceso de transformación.
La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta cada vez más presente en los procesos contables, lo que está provocando una transformación profunda en la forma de ejercer la profesión. Automatizar registros, procesar grandes volúmenes de datos y generar reportes financieros en tiempo real ya no son tareas del futuro, sino parte de la realidad cotidiana en muchas empresas. Este fenómeno ha despertado el interés de instituciones académicas, colegios profesionales y firmas contables, que reconocen tanto el potencial de estas tecnologías como los desafíos éticos, técnicos y humanos que conllevan.
El
interés por este tema radica en su impacto directo en la formación,
empleabilidad y evolución del rol del contador. A pesar de su
importancia, todavía existen
brechas entre el avance
tecnológico y la preparación de muchos profesionales, especialmente en regiones
donde el acceso a herramientas digitales es limitado. Por ello, este artículo no solo busca comprender el fenómeno, sino
también orientar sobre cómo enfrentarlo desde una
perspectiva educativa, ética y humanista, adaptada a la realidad costarricense
y latinoamericana.
Aunque existen diversos estudios sobre la digitalización contable y el uso de software inteligente, este artículo se enfoca específicamente en el impacto de la inteligencia artificial en el perfil del contador profesional, resaltando la necesidad de una transformación formativa y ética para enfrentar los cambios actuales. No se trata de una revisión técnica de sistemas informáticos ni de una guía de uso de herramientas, sino de un análisis crítico y propositivo desde la práctica contable y la docencia.
En el contexto actual, hablar de inteligencia artificial (IA) aplicada a la contabilidad no es simplemente una moda o una proyección futura: es una realidad que está transformando la práctica profesional. Esta tecnología ha empezado a ocupar espacios antes exclusivos del ser humano, como la digitación de datos, la clasificación de transacciones, la conciliación de cuentas y el análisis de información financiera. Ante este panorama, el profesional contable está frente a un llamado urgente a renovarse, no solo en conocimientos técnicos, sino también en su formación humana, ética y crítica.
Este artículo propone una mirada reflexiva desde la realidad costarricense y latinoamericana, orientada a comprender los impactos de la IA en la contabilidad, identificar las competencias que se requieren en esta nueva era y ofrecer propuestas que ayuden a fortalecer la formación profesional desde un enfoque integral.
Antes de abordar los cambios y retos actuales, es necesario revisar de manera breve la trayectoria de la contabilidad para comprender por qué estamos ante una transformación de fondo. A continuación, se presenta un recorrido por su evolución hacia lo digital.
La contabilidad, desde sus inicios, ha sido una herramienta fundamental para registrar, organizar y comunicar la información financiera de las organizaciones. Su evolución ha estado siempre ligada al desarrollo de la humanidad y a los avances tecnológicos. Desde los antiguos registros en tablillas de arcilla hasta los sistemas contables computarizados, la profesión ha sabido adaptarse a los cambios del entorno. Hoy, la digitalización y la inteligencia artificial (IA) representan una nueva etapa transformadora, que marca el inicio de lo que muchos denominan la Contabilidad 4.0.
En la década de los años 90, con la masificación de las computadoras personales y los primeros softwares contables, se comenzó a dejar atrás el papel y el lápiz. Posteriormente, con la llegada de internet y los sistemas en la nube, los contadores comenzaron a trabajar con información en tiempo real, desde cualquier lugar. Esta transición permitió mayor eficiencia, mejor acceso a la información y reducción de errores humanos.
Hoy en día, estamos ante una revolución más profunda: la automatización de procesos gracias a la inteligencia artificial. Esta tecnología no solo facilita tareas repetitivas como la digitación de datos o la conciliación bancaria, sino que también tiene la capacidad de analizar patrones, predecir comportamientos financieros y sugerir decisiones estratégicas. El rol del profesional contable, entonces, comienza a moverse del “hacer” al “analizar y decidir”.
Este cambio de paradigma no significa que la tecnología vaya a sustituir al contador, sino que obliga a replantear su función dentro de la organización. La contabilidad deja de ser una labor meramente operativa para convertirse en una herramienta estratégica de apoyo a la toma de decisiones. En este contexto, la adaptación tecnológica y la actualización constante del profesional contable son esenciales para mantenerse vigente y aportar valor.
En países como Costa Rica y otras naciones latinoamericanas, esta transición avanza a ritmos distintos según el acceso a la tecnología, el tamaño de la empresa y el nivel de preparación del talento humano. Sin embargo, la tendencia es clara: la contabilidad del futuro será digital, estratégica y apoyada en la inteligencia artificial. Por ello, es fundamental comprender qué es exactamente esta tecnología, cómo funciona y cuál es su aplicación específica en el ámbito contable.
La inteligencia artificial (IA) se define como la capacidad de una máquina o sistema informático para simular funciones humanas como el razonamiento, el aprendizaje, la percepción y la toma de decisiones. En términos más sencillos, es cuando un programa de computadora puede “aprender” de datos y “actuar” en consecuencia, sin que una persona le indique paso a paso qué hacer.
En el ámbito contable, la IA se está aplicando con gran fuerza, principalmente en tareas que implican el manejo de grandes volúmenes de datos, como la clasificación automática de transacciones, la detección de fraudes, el análisis de tendencias financieras y la generación de reportes contables. Gracias a la IA, ahora es posible analizar miles de datos en segundos y entregar resultados más precisos, con menos margen de error.
Uno de los componentes más comunes de la IA aplicada a la contabilidad es el machine learning o aprendizaje automático. Este sistema permite que los programas reconozcan patrones en la información contable y aprendan de ellos. Por ejemplo, si una empresa registra muchas veces pagos a proveedores bajo una misma cuenta, el sistema puede aprender esa conducta y luego clasificar transacciones similares automáticamente, sin intervención humana.
Otro avance importante es el uso de procesamiento de lenguaje natural (PLN). Este permite que los sistemas contables “entiendan” el lenguaje humano escrito, como correos electrónicos, facturas o mensajes. De esta forma, la IA puede leer una factura escaneada, identificar a quién pertenece, cuánto vale, qué producto contiene y a qué cuenta debe registrarse. Este tipo de automatización reduce el trabajo operativo del contador y acelera los tiempos de respuesta.
Actualmente, muchas herramientas contables populares ya integran funciones de inteligencia artificial. Entre ellas destacan:
1. QuickBooks Online, automatiza la conciliación bancaria y sugiere categorizaciones.
2. Xero, detecta patrones contables e
identifica posibles errores.
3. Zoho Books, usa IA para generar reportes inteligentes y realizar
proyecciones.
4. Wave
Accounting, aunque más limitada, ha empezado
a incorporar funciones como reconocimiento de recibos mediante IA.
En el entorno costarricense y latinoamericano, aunque la adopción de estas herramientas aún es incipiente en algunas micro y pequeñas empresas, muchas ya están explorando sus beneficios. Esto representa una oportunidad importante para que los profesionales contables lideren estos procesos de transformación y no se queden al margen de la revolución digital.
En este sentido, es clave analizar cómo estos cambios están afectando directamente al perfil del contador y qué transformaciones se requieren para que su rol siga siendo relevante y estratégico.
La integración de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito contable está transformando de forma significativa el perfil del contador. Ya no se trata solamente de llevar libros contables o preparar estados financieros, sino de asumir un rol más analítico, estratégico y adaptado a los retos tecnológicos del entorno actual.
Uno de los principales impactos es la automatización de tareas repetitivas, como el registro de transacciones, la clasificación de gastos, las conciliaciones bancarias y la elaboración de reportes financieros básicos. Estas actividades, que tradicionalmente consumían gran parte del tiempo del profesional contable, ahora pueden ser realizadas de manera rápida y eficiente por softwares inteligentes. Esto libera tiempo y recursos que pueden ser dirigidos hacia funciones de mayor valor agregado, como el análisis financiero, la planificación tributaria, la evaluación de riesgos y la asesoría estratégica.
Por otro lado, esta transformación también plantea el desplazamiento parcial de funciones tradicionales si el profesional no se adapta. No se trata de un reemplazo total, sino de una reconversión. La IA no posee juicio ético, conocimiento del contexto legal local ni capacidad para tomar decisiones humanas basadas en valores o experiencia profesional. Por eso, el contador del futuro debe fortalecer sus habilidades blandas (comunicación, liderazgo, pensamiento crítico, ética profesional) y sus competencias técnicas relacionadas con la interpretación de datos, el uso de sistemas digitales y el análisis financiero profundo.
Otro cambio importante es la necesidad de desarrollar habilidades tecnológicas que antes no eran prioridad en la formación contable. Hoy se espera que el profesional entienda cómo funcionan los sistemas basados en IA, sepa interactuar con ellos, interprete sus resultados y evalúe sus límites. Además, debe estar en la capacidad de detectar posibles errores o sesgos en la información procesada por algoritmos, ya que la IA no está exenta de fallas.
En el marco costarricense y regional, muchos profesionales ya están comenzando a actualizarse mediante cursos cortos, especializaciones o diplomados relacionados con tecnología y contabilidad digital. No obstante, todavía persiste una brecha generacional y estructural que limita el acceso a estas herramientas, especialmente en pequeñas firmas o en zonas rurales. De ahí la importancia de que las universidades, colegios profesionales y empresas impulsen programas de formación continua que preparen al contador para los nuevos retos y cambios que enfrentan.
En conclusión, el contador moderno debe asumir una actitud proactiva y abierta al cambio, desarrollando una mentalidad de aprendizaje constante. Solo así podrá asegurar su vigencia en un mercado donde la inteligencia artificial avanza a pasos acelerados y demanda profesionales cada vez más estratégicos, analíticos y humanos.
Tras analizar cómo la inteligencia artificial ha transformado el perfil del contador, resulta necesario identificar con mayor detalle las competencias que este nuevo sistema exige. Solo con una visión clara de dichas habilidades será posible asumir con éxito los cambios actuales y futuros en el ejercicio profesional contable.
La era digital ha redefinido las exigencias hacia los profesionales de todas las áreas, y la contabilidad no es la excepción. Con la incorporación de la inteligencia artificial (IA) en las operaciones contables, surgen nuevas competencias que se vuelven indispensables para el ejercicio eficiente y ético de la profesión. Más allá del conocimiento técnico, el contador moderno debe prepararse para actuar como un gestor de información, analista estratégico y agente de cambio.
En primer lugar, el profesional contable debe desarrollar competencias digitales que le permitan interactuar fluidamente con herramientas tecnológicas. Esto incluye:
1. Manejo de sistemas contables
basados en la nube y con IA integrada, como QuickBooks,
Xero, Zoho Books o SAP.
2. Comprensión
básica del funcionamiento de algoritmos y del análisis
de datos (data analytics),
que le permita interpretar los resultados y cuestionar la lógica de los
sistemas inteligentes.
3. Ciberseguridad
y protección de la información financiera, considerando los riesgos éticos y
legales asociados a la digitalización.
Además, la alfabetización digital ya no es opcional, sino esencial. Aunque no se espera que el contador sea programador, sí debe tener la capacidad de adaptarse a nuevas plataformas, comprender los lenguajes que se usan en el entorno digital y mantenerse actualizado sobre las tendencias tecnológicas.
Uno de los grandes aportes de la IA es liberar al contador de tareas mecánicas para que se enfoque en el análisis. Por eso, se requiere fortalecer habilidades como:
a) Pensamiento
crítico y analítico, para interpretar datos financieros complejos, generar
informes relevantes y apoyar la toma de decisiones gerenciales.
b) Evaluación
de riesgos financieros, proyectando escenarios a partir de información
predictiva generada por sistemas inteligentes.
c) Toma de decisiones con base en datos,
lo que implica saber diferenciar entre correlación y causalidad, comprender
contextos y aplicar el juicio profesional.
Estas competencias posicionan al contador como un asesor estratégico, que no solo reporta números, sino que propone soluciones, detecta oportunidades y anticipa riesgos.
En medio de tanta tecnología, lo humano cobra más valor. El profesional contable necesita fortalecer:
1. Comunicación efectiva, para explicar información técnica a personas no especializadas, liderar equipos o capacitar a otros sobre el uso de herramientas digitales.
2. Ética profesional, especialmente frente a decisiones automatizadas que podrían
afectar a personas o empresas. El contador debe ser
un garante de la transparencia y la justicia en el uso de datos.
3. Trabajo
colaborativo y liderazgo, ya que el entorno digital exige integración entre
departamentos (finanzas, TI, legal) y trabajo en red.
Al considerar estas competencias, también es fundamental reconocer los desafíos que surgen del uso intensivo de tecnología en procesos clave. La automatización no solo transforma tareas, sino que introduce tensiones éticas y humanas que deben ser abordadas con responsabilidad y criterio profesional.
La automatización contable impulsada por la inteligencia artificial (IA) ofrece múltiples beneficios en términos de eficiencia, reducción de errores y rapidez en el procesamiento de datos. Sin embargo, también plantea una serie de desafíos éticos y humanos que no pueden pasarse por alto, especialmente en un contexto donde la confianza, la transparencia y la responsabilidad son pilares del ejercicio profesional contable.
Uno de los retos más importantes es asegurar la ética en el uso de los datos. Los sistemas inteligentes trabajan alimentándose de grandes volúmenes de información financiera, tributaria y personal. Por eso, el contador debe velar por el uso adecuado, confidencial y legal de esa información, garantizando el cumplimiento de leyes como la Ley de Protección de la Persona frente al Tratamiento de sus Datos Personales (Ley 8968) en Costa Rica, así como normas internacionales sobre privacidad de la información.
Además, debe enfrentarse al dilema del sesgo algorítmico. La IA no es neutral. Si los datos con los que se entrenan los algoritmos están incompletos, mal clasificados o reflejan patrones históricos de desigualdad, el sistema podría tomar decisiones que afecten negativamente a ciertos usuarios, empresas o grupos. Aquí, el juicio profesional y la supervisión humana del contador se vuelven esenciales para garantizar la equidad.
Otro reto importante es la dependencia excesiva de la automatización. Si bien los sistemas pueden sugerir acciones o generar reportes, la responsabilidad última de las decisiones contables debe recaer en una persona profesional. Confiar ciegamente en un software sin cuestionar o validar los resultados puede derivar en errores graves, fraudes no detectados o decisiones mal fundamentadas.
En este sentido, se vuelve necesario fomentar una actitud crítica y reflexiva frente a la tecnología, reconociendo sus beneficios, pero también sus límites. El contador no debe ser un simple operador del sistema, sino un profesional que comprende el contexto analiza la información y actúa con responsabilidad ética.
En medio del auge tecnológico, también es fundamental rescatar lo humano en el ejercicio profesional. La empatía, la escucha, la ética del cuidado y la sensibilidad ante las realidades de los clientes y usuarios siguen siendo valores indispensables. Especialmente en pequeñas empresas, emprendimientos o asociaciones solidaristas, donde muchas veces el contador es también un acompañante, guía y educador financiero.
Por eso, el futuro del profesional contable no solo está en dominar nuevas herramientas, sino también en fortalecer sus valores éticos, su criterio profesional y su compromiso social. En este equilibrio entre lo técnico y lo humano está la verdadera transformación de la profesión.
Reconocer estos desafíos éticos y humanos es apenas el comienzo. Para responder a esta realidad, es urgente replantear cómo se forma al profesional contable, qué contenidos deben incluirse en los planes de estudio y cómo fomentar una actualización constante que le permita actuar con criterio en el mundo digital.
Ante los profundos cambios provocados por la transformación digital y la integración de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito contable, se vuelve urgente repensar la formación del contador público, tanto en las universidades como en los espacios de actualización profesional. La formación tradicional, centrada en el dominio técnico y normativo, debe complementarse con nuevas habilidades tecnológicas, estratégicas, éticas y humanas.
Las universidades desempeñan un papel protagónico en este proceso de transformación. Es indispensable que las mallas curriculares de las carreras de Contaduría Pública incorporen de manera transversal temas como:
1. Introducción a la inteligencia artificial aplicada a la contabilidad
2. Análisis de datos financieros (data analytics)
3. Ética
digital y gobernanza de datos
4. Herramientas contables basadas en la nube
Estas temáticas no deben abordarse como materias aisladas, sino como competencias transversales que acompañen el proceso formativo desde los primeros niveles de la carrera. Además, se debe incentivar el pensamiento crítico y la reflexión ética desde el inicio del proceso académico.
En Costa Rica, por ejemplo, algunas universidades han comenzado a implementar diplomados y cursos de actualización sobre transformación digital y herramientas tecnológicas para contadores, lo cual marca un camino prometedor que debe expandirse.
En paralelo, los colegios profesionales, institutos técnicos y espacios virtuales deben ofrecer capacitaciones cortas, certificaciones y talleres prácticos sobre herramientas digitales, softwares contables y uso responsable de la inteligencia artificial. También es fundamental fomentar una cultura de autoaprendizaje permanente, donde el profesional contable asuma con responsabilidad su actualización constante.
Plataformas
como Coursera, EdX, Google for Education
y LinkedIn Learning ofrecen opciones accesibles para
capacitarse en herramientas como Excel avanzado, Power
BI, automatización con IA, ética
digital y más.
Muchos de estos cursos están disponibles en español y tienen enfoques adaptados a la realidad empresarial latinoamericana.
Por último, es necesario fortalecer la colaboración entre universidades, empresas contables y desarrolladores de tecnología. Estas alianzas pueden dar lugar a proyectos conjuntos, prácticas profesionales con enfoque tecnológico, ferias de innovación, hackatones contables o desarrollo de plataformas adaptadas a la realidad regional.
Estas iniciativas permitirían que el estudiante y el profesional contable no solo se familiaricen con los sistemas tecnológicos más avanzados, sino que también participen en su diseño, aplicación y mejora.
Las recomendaciones expuestas reflejan que la transformación digital no es solo una cuestión de tecnología, sino también de visión, compromiso y responsabilidad compartida. Con base en este recorrido reflexivo, se presentan a continuación las conclusiones del artículo.
La inteligencia artificial ha dejado de ser un concepto del futuro para convertirse en una realidad que redefine la contabilidad en su esencia. Este artículo permitió explorar, desde una perspectiva cercana y humanista, cómo esta tecnología está transformando el perfil del contador, exigiendo nuevas competencias, y desafiando los modelos tradicionales de formación profesional.
Uno de los aportes centrales es el reconocimiento de que la IA no sustituye al contador, sino que lo invita a reinventarse. Lejos de temerle al cambio, el profesional contable tiene la oportunidad de liderar esta transformación con pensamiento crítico, responsabilidad ética y vocación de servicio.
Además, se resaltó que para responder a estos cambios no basta con cursos técnicos aislados; se requiere una reforma educativa estructural y una cultura profesional de aprendizaje continuo. La contabilidad del presente y del futuro necesita contadores que dominen herramientas digitales, pero que también sepan escuchar, analizar, decidir con criterio y actuar con ética.
Como reflexión final, queda abierta la invitación a continuar investigando sobre este tema, especialmente en contextos específicos como Costa Rica y otros países latinoamericanos, donde las condiciones sociales y económicas requieren soluciones adaptadas y con sentido humano. Desde la docencia y la práctica contable, hay un terreno fértil para seguir construyendo una profesión más preparada, más consciente y comprometida con el bienestar colectivo.
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